Septiembre de becas y Kafka
Cada
septiembre igual: nuestros hijos optan a una beca para alumnado con
necesidades educativas especiales, que se supone debe compensar parte de
la inversión que los padres hacemos en centros (en este caso
asociaciones como Assido) para el refuerzo de su estimulación,
logopedia, etc.
A algunas consejerías, como Familia, se les llena
la boca con la labor de estas asociaciones, que sin ellas nuestros
hijos no avanzarían tanto, no estarían como están actualmente, etc. Lo
cual es rigurosamente cierto.
Sin embargo desde Educación no nos
certifican esa necesidad porque según ellos el tratamiento que reciben
en el centro escolar es más que suficiente: o sea que las 5 horas
suplementarias que recibe mi hijo de fisioterapia, estimulación motora
cognitiva y logopedia cada semana son como un capricho.
Me parece
bien, pero que no se den entonces golpes de pecho por un lado cuando la
realidad es que la administración conspira para "estafar" y aminorar
todo lo posible las ayudas a los niños discapacitados intelectuales. Y
esto abarca desde la valoración de la misma discapacidad, pasando por el
grado de dependencia, hasta las migajas de esta beca.
Es una
lucha paradójica: intentar que tu hijo esté lo mejor posible y avance
todo lo que pueda, con las administraciones públicas deseando decir que
ya tiene suficiente o no necesita tanto (sin lo cual no estaría como
está) para reducir las escasas ayudas públicas que pudiera recibir.
Resulta kafkiano y agotador a partes iguales.

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