Corazón de león

Anteayer Mario tuvo revisión cardiológica. Ya sabéis que las personas con síndrome de Down tienen una alta tendencia a tener cardiopatías congénitas. De hecho muchas veces es la cardiopatía detectada en la segunda o tercera ecografía del embarazo la que hace saltar las alarmas de que puede haber un Down en camino. 

En el caso de Mario no hubo ningún diagnóstico prenatal sospechoso, pero nació con un ductus venoso que se le cerró en el primer mes de vida, y una fosa oval permeable (una comunicación que permite el paso de la sangre desde la aurícula derecha a la aurícula izquierda) que hizo necesaria una revisión al primer año de vida.

Cuando lo revisaron entonces, la doctora dijo que se movía mucho al hacerle el ecocardiograma, que parecía habérsele cerrado, pero no podía asegurarlo al 100%. Y que volviéramos cuando el niño tuviera cuatro o cinco años para asegurar.

Mario cumplió 6 en abril, y aprovechando la ronda de revisiones de los seis años, le pedí a su pediatra cita para cardiología. Pues bien, anteayer le repitieron la eco y la cardióloga emitió informe diciendo que tiene el corazón perfecto: sin cardiopatía alguna, estructural y funcionalmente normal.

Y claro, dadas las complicaciones cardiacas que pueden acompañar a la condición de Down de nuestro hijo, pues estamos muy contentos.




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